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¿De donde viene de la Ciclovía Curacautín – Lonquimay?

¿De donde viene de la Ciclovía Curacautín – Lonquimay?

Historia de las ciclovías de Curacautín – Lonquimay

 

Integración por el ferrocarril.- Hacia fines de siglo XIX, el gobierno de José Manuel Balmaceda dio comienzo a la integración económica del país, donde el ferrocarril jugaría un rol fundamental. Así, se gesta entonces, una gigantesca aventura por abrirse paso entre la espesa selva del sur para dar lugar a las vías que comunicarían los nacientes fuertes.

El tren abre una vertiente de poblamiento donde llegaron cientos de colonos europeos y chilenos que se sumaron a los mapuches que ya habitaban esas tierras. Su llegada dio origen a notables edificios en madera como iglesias, haciendas, bodegas trigueras y estaciones  ferroviarias, estas últimas logrando imponer una nueva lógica de desarrollo urbano en los  pueblos de la Araucanía.

El Ferrocarril y los pueblos del sur.   El ferrocarril en el sur de Chile fue construido por cuenta del Estado, como política de fomentar el desarrollo económico y social del país. En la región de la Araucanía, se hizo necesaria la incorporación de este medio de transporte para anexar esta fértil zona a la economía nacional; es así, como se construye el trazado ferroviario siguiendo la línea de los fuertes y luego construyendo una serie de ramales que permitieran llegar a zonas más alejadas. Uno de estos fue el ramal Púa- Lonquimay, el cual aparece como una necesidad tanto de defensa fronteriza como un canal para la explotación de los vastos recursos forestales de la zona.

La construcción de este importante ramal tuvo tres etapas en las cuales se debió sortear variados obstáculos para su construcción final:

 

 La primera está dada por el tramo Púa – Curacautín. Este tramo comenzó a materializarse en 1906 extendiendo su ruta de 49 kilómetros por varios sectores rurales que más tarde, tras la llegada del ferrocarril y la construcción de estaciones ferroviarias dieron origen a pequeños poblados a su alrededor, dando una característica de concentrador de población y de  propulsor de áreas urbanas, como es el caso de Púa, Cullinco, Selva Oscura, Villa Cautín, Rariruca, Manzanar, Sierra Nevada y finalmente Villa Portales. El trazado que va desde Selva Oscura a Curacautín comprende 28.6 kilómetros, la cual en agosto de 1914 fue recepcionada provisionalmente y ya en 1915 fue entregada la línea a la empresa de Ferrocarriles del Estado. Concluyendo esta etapa con la llegada de las líneas férreas y la construcción de su correspondiente estación, en la localidad de Curacautín, entre los años 1913-1915.

“La primera máquina que arribó a Curacautín era “La Linares” conducida por Isidoro Godoy y el primer conductor del tren don Roberto Romero. El primer jefe de Estación fue don Anacleto de La Jara”.

La segunda fase corresponde a la construcción del Túnel Las Raíces. Hay que considerar que este túnel de solo una vía pero de 4.528 mts  fue durante muchos años el más largo de Sudamérica.  Los primeros estudios datan desde 1911 y fueron realizados por el ingeniero Emiliano Jiménez, el mismo que más tarde, realiza los estudios oficiales y definitivos para lograr atravesar la cordillera de Las Raíces y llegar con la línea ferroviaria hasta Lonquimay. “Los trabajos comenzaron en 1929 y se prosiguieron hasta 1934, año en que se liquidó el contrato, continuándose las obras por administración hasta fines de 1938, en que han quedado totalmente terminadas” .

 

Derrumbe miedo y tragedia?.- Los momentos más críticos en la construcción del túnel ocurrieron el 17 de mayo de 1932, cuando hubo un derrumbe y 43 hombres quedaron atrapados en su  interior. Miles de toneladas de roca y barro cayeron sobre el ferrocarril interior y el maquinista salvo por un milagro, volviendo donde sus compañeros a avisar del derrumbe pues si alcanzaba a explotar la dinamita que ya estaba encendida, todos se asfixiarían irremediablemente. Corrieron a apagar la dinamita y luego a mantener la esperanza de un rescate mientras se acomodaban equilibrándose en canastillos  en lugares altos, al ver que  subían las aguas amenazando cubrirlos.  Al final, luego de 90 horas de angustia y el sacrificio sin descanso de sus compañeros rescatistas, por fin gritan ¡vivos y salvados! Esta vez no hubo tragedia.

 

Término de la obra.- El túnel se terminó en 1938, pero recién…. 18 años después,  el 24 de enero de 1956 se efectuó la pasada del primer convoy! a través del Túnel, guiado por el maquinista Bernardo Figueroa, el cual transportaba cuadrillas de trabajadores. Esta demora fue porque no se habían construido las vías de acceso para aprovechar lo que había sido esta  inmensa tarea. Más todavía, la última etapa desde el túnel hasta Lonquimay (25 Kms), se terminó en 1968!!!, es decir 30 años después de acabado el túnel.

 

 

El Ferrocarril como acontecimiento social.-   Cuentan antiguos residentes o veraneantes de Manzanar o de Curacautín que la llegada diaria del tren era un acontecimiento social, TODO el pueblo se arremolinaba en la estación de ferrocarril vestidos con sus mejores galas esperando A NADIE!. Era una forma de tomar contacto tanto con el resto de las personas del pueblo, conversar con algún pariente o amigo que llegara e imponerse de las novedades, como quién hoy ve el noticiero.

 

La operación dura poco y nada.- A pesar de todos los sacrificios y costos asumidos para el logro de este medio de transporte, el servicio regular del tren de pasajeros  Victoria-Lonquimay duró desde su inauguración en 1968, hasta septiembre de 1982, es decir solo 14 años!. El FFCC se mantiene luchando hasta Octubre de 1992, cuando para fines turísticos se mantenía llamándose el “Tren de La Araucanía”. Después de ello ya fue abandonado y posteriormente desarmado, tanto así que desaparecieron los rieles,  los durmientes y hasta el chancado de piedra que reforzaba las bases para el ferrocarril. Penosa muerte para un gigante de la ilusión y la esperanza.

 

 

 

Las Actuales Ciclovías.- Hoy parte del  terraplén que quedó de la base para la instalación de las vías ferroviarias, se ha asfaltado y acomodado para  ciclovías,  mediante trabajos realizados  por las municipalidades con el apoyo de los empresarios del turismo.  Al circular por ese asfalto,  o por algunos de  sus  túneles y puentes, podemos  imaginarnos y revivir  la inmensa lucha de cientos de ingenieros, capataces, obreros,  y animales, que entregaron sus vidas para el movimiento de terraplenes, construcción de puentes, dinamitado de rocas para esa obra tremenda y que tuvo  tan mala paga.

 

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